Fuera de ritmo

Días atrás un repentino corte de energía paralizó la ciudad al medio día, se necesitó poco mas de seis horas para que la empresa responsable pueda normalizar el servicio, conforme van pasando las horas crece el desorden en el ya caótico tráfico de Lima mientras en la radio se escucha el reclamo de ciudadanos que habitan en edificios (ahora nuestra ciudad crece en forma vertical) por las dificultades que tienen para acceder a sus viviendas o sobre falta de agua por la imposibilidad del uso de las bombas eléctricas que impulsan el liquido hacia los pisos superiores. 
Mientras personal de estas empresas brinda por el mismo medio de comunicación argumentos falaces como la necesidad de horas para encender una planta térmica la ciudad aletargada por esta deficiencia languidece a cada momento. Quienes tuvimos la desdicha de soportar los cortes de energía propiciados por el terrorismo tenemos muy claro que el servicio se puede reponer en minutos si existe la previsión técnica, la voluntad de asumir el costo que esto significa y las ganas de brindar un servicio eficiente. Jalón de orejas para la autoridad encargada de supervisar estas empresas y otro más a las empresas responsables de otorgar el servicio por no cumplir su rol de manera eficiente.

Gastón Acurio regresa de un viaje de trabajo y encuentra un agitado avispero verbal propiciado por la prensa y políticos en busca de notoriedad, una primera respuesta sutil e inteligente solo promueve mayores comentarios, se suben al tema los auto denominados líderes de opinión y le dan un carácter de importante a un tema intrascendente, hasta el mismo Acurio se envanece y vuelve a responder. Presumo que Acurio necesita hacerse notar por su nueva aventura comercial en la casa Moreyra y aprovecha cada circunstancia para lograr su objetivo pero el comportamiento de los "dinosaurios" políticos involucrados solo reafirman la necesidad de cambiar estas viejas estructuras partidarias de líderes eternos que a toda costa quieren mantenerse a la vista de los ciudadanos, es hora de renovar pensamientos, personas, recursos y hábitos.

Un comentario hecho en Facebook por el joven hijo de un amigo me dejó un placentero sabor de satisfacción al verificar que entre la juventud aún hay muchachos centrados, con ideas claras y conceptos definidos de lo que es importante y lo vanal. Ortiz en su nueva columna de El Comercio hoy toca el tema y refrenda el punto de vista del chico. Lástima que debamos resaltar lo que este joven dice en vez de afirmar que nuestra juventud tiene conceptos modernos, justos e inteligentes como en verdad necesitamos. 

Varios años excluido del sistema, fuera de ritmo, desconectado de la dinámica comercial de este nuevo siglo, sin capital y con desaliento por la falta de ingenio para iniciar nuevos proyectos, mas bien atemorizado de fracasar y perder un poco más la alicaida estima personal. No, no es la situación real de un desconocido, tampoco la fantasía de un ocurrente cineasta, menos la mala intención de un renegado hacia el prójimo, es la historia real de ciertos individuos dentro de los que me incluyo, aún no me rindo y espero con prontitud alguna luz para emular al ave fenix y retomar el ritmo pedido.  

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