juguetes para todos

Lo digo porque es algo que admito como un asunto íntimo pero creo también que para la gran mayoría de personas es una conducta habitual. Las mujeres y hombres tendemos a poseer bienes superfluos para reflejar una imagen, transmitir el perfíl del triunfo, nuestro orgullo o quizás la satisfacción de contar, dominar y poder expresarnos a través de esos elementos, mostrar nuestra habilidad, provocar sensaciones de envidia o inferioridad en terceros. Habemos algunos sin esos prejuicios o también con verdadera necesidad e íntrinseca pasión por un determinado bien además de la amplitud para compartir esa privacidad con autentica honestidad. 

Cuando recién frisamos los primeros años de vida y aún no contamos con ideas propias o definidas vamos por la vida anhelando lo que vemos, escuchamos o inculcan los mayores. Recién al disponer de medios propios podemos adquirir lo que nos apetece, el deseo o afán de los bienes adquiridos se va adaptando a nuestras posibilidades y/o la capacidad de obtenerlos.

los juguetes se transforman con el tiempo, pasamos de la bicicleta utilitaria hasta la marca mas selecta del mercado; de la tablet china a lo mas avanzado en tecnología o desde el vehículo económico al de última generación. Nuestros "juguetes" ocupan, llenan y seducen nuestro ego, mantienen latente la infantil necesidad de complacer la vanidad que escondemos, sirve para engreir la oscura tendencia de poseer.

Siempre de manera consciente o instintiva aparece y actúa el "niño" que llevamos dentro, se manifiesta para mostrar el espíritu ingenuo, aniñado, pueril del individuo, en este caso difunde sin mesura las ilusiones, aspiraciónes, ambición, capricho, empeño u obsesión por un determinado bien. El ahinco, propósito y porfía se apodera de nuestro ser hasta conseguir el  objetivo trazado mientras nuestra alma cumple el rol de guardar o esconder muy dentro de cada uno el niño que tiene agazapado.        

Durante esta semana con mi señora estuve invitado al fundo agrícola de un entrañable amigo de la niñez. La hermandad que nos profesamos supera el tiempo, nuestras relaciones maritales, la capacidad económica de cada uno o cualquier obstáculo que pudiera aparecer. Aunque por ahora no nos estamos frecuentando basta ponernos de acuerdo para juntarnos y una vez reunidos la lealtad, entrega y complicidad que siempre hemos cultivado aparece con todo esplendor y sin remilgo alguno. Aunque la tiranía del tiempo, los años a cuestas y la perdida de vitalidad ejercen presión sobre nuestros sentimientos de inmediato aflora el afecto, el sentido de amistad en su máxima expresión.

- El viernes me entregan una SUV Mercedes benz GLC cero kilometros, no estaba en mis planes pero la presión de los chicos me animó a aceptarla.
- Que bueno y la BMW?
- Cambiaré sus llantas para transitar sin daño por estos caminos de tierra
- mmm ... viejo chingueguenchon.  
     

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