Elecciones 2016 - 1

Empiezan a figurar, aparecen en medios de comunicación y plazas públicas los probables candidatos que intentarán llegar a Palacio de Gobierno el 28 de julio del año entrante y nuevamente, otra vez se repite similar situación de anteriores elecciones. Son los mismos personajes que van en los "partidos tradicionales" (entre comillas porque son partidos donde la dedocracia se sobrepone a la democracia); pululan en medios los mismos opinólogos con la sutil y recurrente manía manipuladora de siempre; surgen los acostumbrados outsiders quienes en función de su propio carisma, solos quieren empezar a convencer a los votantes; se repite la izquierda de siempre, confusa, dividida, radical, sin aprender a conjugar ideas o proyectos para ir juntos y para completar la estrategia del desacreditado partido de gobierno se concentra en ganar algunos escaños del congreso para incluir a la presidenta del partido e inmunizarla ante las investigaciones en torno a ella.

Una gran masa de nuevos votantes ni les preocupa quien gobierne, que grupo será quien dirija el  país, no les interesa el devenir político o el futuro mediato de la patria, posición abúlica generada por la perversa y deplorable preparación escolar que persiste. Agravante adicional es la indiferencia del congreso en el tema educativo, escenario ideal para formar individuos ignorantes o desentendidos del tema Perú.

El parlamento discute el tema mediático de las libretas de la sra. Nadine; inhabilitar congresistas abusivos o que infringen normas del congreso; citar a un alcalde por matar un par de árboles en su distrito; censurar al presidente de una comisión adverso a intereses partidarios de sus opositores u otros diversos temas intrascendentes como si fuera lo mas importante que sucede en el país en vez de analizar los importantes problemas del estado y la inminente necesidad de reformarlo en su totalidad. La corrupción está instalada en la mayoría de entidades, el caos crece cada día, la inseguridad ciudadana hoy es natural, el abuso de poder existe en todos los niveles de la administración pública, el país se encuentra al borde de la recesión, el civismo es una utopía. 

La desconexión de la clase política con el pueblo es indiscutible, mientras ellos acusan contricantes, tienen una agenda diferente a la de la población y enervan su ecuanimidad. El descontento crece, la irritación y sensación de injusticia general se masifica. Pareciera la misma fórmula que hizo brotar al violento, homicida sendero luminoso en la década de los ochentas.  

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