Reposo


En el año 1960 recién pude usar pantalón largo en el uniforme escolar, entrar a primero de media no solo significa alcanzar este nuevo status sino también superar la indiferencia y menosprecio que durante toda la primaria recibimos de los que cursan media. Dejar de ser "niños" vestidos como infantes para empezar a mezclarnos e interactuar con los mayores así como ejercer o aplicar esta novedosa superioridad sobre los primariosos fue un importante paso que recuerdo con singular complacencia.

Al mismo tiempo en el barrio suceden importantes novedades que aportan a favor de ese núbil florecimiento, frecuentar un nuevo compañero de salón que se muda a dos cuadras de mi casa y a su vecino de puerta me permite explorar y vincularme con gente mas alla de los muchachos de la cuadra. Quebrar el encierro domiciliario propiciado por unas padres sobre protectores fue otra gran novedad y sintoma inequívoco de mi nueva condición. La amistad con el "Ciego" y Hernán en ese momento surge y empieza a forjarse, a crecer hasta conformar hoy un estrecho vínculo que ni la muerte puede romper.  

Cientos de anecdotas y aventuras empapan nuestra vida en común, relaciones sentimentales sometidas a aprobación plural; aficiones comunes cultivadas, practicadas y mantenidas en el tiempo; diversos negocios en sociedad; legado de amistad que ahora nuestros hijos continuan con similar pretensión. Viajes, estudios,  desencuentros, fracasos o éxitos, la vida nos ha regalado imnumerables situaciones a traves de más de medio siglo y en todos estos años el valor de nuestra mutua amistad y lealtad nunca fue quebrado, mas bien creció a niveles insospechados por nosotros mismos.

La drástica ley de la vida ejecuta lo que por propia voluntad cada uno propicia o el incierto destino depara, poco mas de cinco años han pasado desde que el ciego nos dejó después de una fulminante y rapidisima agonía generada por un malvado, maldito cancer que aparece en su organismo de manera sorpresiva y se lo lleva, todo fue tan rápido que para aceptar y digerir su desaparición necesitamos decenas de meses. Perder a este magnifico ser que supo mirar con envidiable optimismo los momentos complicados y con una humildad franciscana sus numerosos éxitos fue un golpe tremendo en la siquis personal y compartida que alimentamos juntos durante tanto tiempo.

Pocos meses atrás Hernán también fallece, su vida se apaga, extingue lentamente con una larga y dolorosa agonía que en forma creciente fue diluyendo su chispa y ganas de vivir. Terrible final para un hombre que por su condición de lider era referente para orientar nuestros rumbos, con audacia y clara visión de futuro siempre alentó u orientó nuestros proyectos, vivencias o dificultades. La imperturbable perseverancia y fortaleza de Hernán siempre estuvo presente para dominar sus temores ... casi hasta el final

Hoy la soledad me envuelve y azota, la depresión presiona contra un escaso optimismo que cuesta mantener, que deseo recobrar para salir de esta prolongada y solitaria expiración 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Riley y Elayna

Bommers y covid19

Marco Antonio